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Sexualidad, un secreto que impide crecer

En su visita a nuestra ciudad, la experta sostuvo que la mayoría de las disfunciones sexuales responden a cuestiones psicológicas.

     Sexualidad. Intención, atención, dedicación , es el último libro de la licenciada española Victoria Páramo, socióloga y docente de educación sexual.
     La autora, que visitó varias ciudades de la Argentina –entre ellas, Bahía Blanca– sostiene que la sexualidad nos afecta a nivel físico, psicológico, emocional y energético porque mantiene una interrelación constante con la mente.
   
  Acerca de su obra, indica que siempre se ha preguntado qué está ocurriendo con la sexualidad, tema que investigó por más de siete años y que durante cuatro plasmó en su libro, del que dice “tener una energía especial porque cada uno de los lectores encuentra lo que puede necesitar”.
   
  –¿De quiénes habla cuando de sexualidad se trata?
     – Empezaría con una frase que me impactó mucho y que dice: “¿Cómo puedes vivir con alguien que no amas las 24 horas del día, desde que naces hasta que mueres, y sin posibilidad de divorciarte?. Obviamente, hablamos de uno mismo. No sabemos quiénes somos en realidad. Lo más cercano que tenemos es nuestro propio cuerpo y dentro suyo está la sexualidad que nos acompaña a lo largo de toda la vida.
     
¿Cómo se relaciona con la mente?
– En nuestro cerebro existen zonas primitivas y muy evolucionadas. Por ejemplo: uno puede comer de mala forma, sin educación, o con los mejores modales, en un restaurante de lujo, con un buen chef, música y aromas. El sexo es igual. Uno puede tener un sexo primitivo o un sexo sublime.
¿Lo primitivo se asocia exclusivamente a los genitales?
 – Es una elección. Muchas mujeres piensan que sólo están para dar placer, ni siquiera saben lo que es un clímax femenino. La sexualidad femenina es la gran desconocida. Hay un órgano cuya única función es dar placer y está en el cuerpo femenino.
 
¿Qué rol juegan las creencias?
– Uno muy importante. Casi todo está llevado por creencias que han afectado a hombres y mujeres. Por ejemplo, se dice que el hombre enseña y la mujer aprende, por lo tanto el hombre, lo único que puede enseñar es lo que ha aprendido: sexualidad masculina. Hay mujeres que sólo conocen eso.
 ”El hombre tiene la misma capacidad de evolución que la mujer y su cerebro tiene zonas avanzadas y otras menos desarrolladas, tal cual sucede con el cerebro femenino”.
     –¿Cuál es, entonces, el gran problema de la sexualidad?
– El desconocimiento. Es un secreto tan bien guardado durante cientos de años que se han ido generando trabas e impedimentos para que realmente no sepamos cuál es su amplitud y hasta dónde puede llegar.

     –¿Qué es aquello que no deberíamos desconocer?
     – Que nada en el cuerpo está colocado si no tiene una función. De hecho, si un órgano no funciona, se atrofia. Tenemos la sexualidad desde que nacemos y hasta que morimos en un lugar del cerebro que es estratégico. Y no tiene sentido si no es para algo.
     –¿Está bien que los chicos se informen sobre sexo?
     – El inicio sexual, en América Latina, promedia entre los 15 y 16 años. Estamos en una cultura sobreestimulada sexualmente. Muchos adolescentes aprenden sobre sexualidad mirando películas condicionadas y eso no tiene nada que ver con este tema. A partir de allí, podemos darnos cuenta del gran desconocimiento que nos invade.
     ”La Organización Mundial de la Salud, en 1975, hablaba de un concepto de sexualidad sana y señalaba que debía quedar libre de connotaciones ideológicas, religiosas y políticas, y que tiene que practicarse para un crecimiento del ser humano, para su equilibrio. Estamos en 2010 y eso aún no está vigente”.
     –¿Cómo actuar con los niños que empiezan a descubrir su cuerpo?
     – Hay que dejarlos. Los chicos necesitan estimularse para comprobar nuevas sensaciones. Muchas veces son vistos por los papás, quienes, de inmediato, los reprenden. Pero el chico no puede ser indiferente a lo que tiene y siente, entonces lo único que se logra es que aprenda a estimularse rápidamente para no ser visto. Así, su cerebro relaciona rapidez con orgasmo. Luego, un gran porcentaje de hombres sufre eyaculación precoz.
     –¿Qué temas podemos hablar con ellos? ¿Hay que decirles la verdad a sus preguntas?
     – Si un niño observa una escena de sexo y no tiene referencias de eso, para él será como si alguien está tomando un café. No registra. De hecho, es la cara que pondrán sus padres su única referencia. Ellos padres deben tener una sexualidad equilibrada para poder enseñar. De lo contrario, se repetiría la misma historia que han hecho con ellos.
     ”Se les puede enseñar como se les enseña a utilizar los cubiertos. Los niños preguntan sólo cuando se les crea la curiosidad. Y la respuesta debe ser natural”.
     –¿Cómo afrontar, por ejemplo, la pregunta clave sobre la “semillita” que “entra” en la mamá?
     – Insisto, naturalmente. Por ejemplo, que mamá y papá tienen un sistema por el cual pueden unirse y complementarse. Es allí cuando empieza a crearse la semilla, que va directo al óvulo de mamá y luego nace un ser vivo. Y no olvidar decirles que esto se hizo con mucho amor.
¿Mitos o verdades?
     –¿Las mujeres, en general, tienen una mala experiencia en su primera relación sexual?
     – Sí. Y es por todo lo hablado, por desconocimiento. Con el tiempo, los prejuicios pueden llevar a consecuencias graves.
     –¿Qué rol juega la psicología de cada persona en este tema?
     – Según la OMS, existe hasta un 50 por ciento de disfunciones sexuales en hombres y mujeres. De esta cifra, el 95 por ciento responde a cuestiones psicológicas.
     –¿Por qué siempre se asocia sexualidad con orgasmo?
     – Es una limitación increíble. Los hombres, sobre todo los de Occidente, piensan que la eyaculación y el orgasmo es lo mismo. Pero el orgasmo está regido por el sistema parasimpático y la eyaculación por el sistema simpático. Ambos son contraproducentes: cuando uno funciona no puede funcionar el otro.
     –Y en el cerebro está la clave…
     – Tanto en hombres como en mujeres existe una gran conexión entre el cerebro y los genitales. Si esa conexión está repleta de interferencias –miedos, creencias, educación– no estará bien hecha, por eso hay que crear nuevos enlaces.
     –¿Se pueden cambiar aspectos de la sexualidad cuando uno es adulto?
     – Perfectamente. El ser humano es el único que puede aprender y mejorar siempre su calidad de vida. De hecho, es muy sencillo.
     –¿A quién debemos recurrir cuando tenemos problemas sexuales?
     – Muy pocos profesionales tienen la información en su totalidad: el urólogo o ginecólogo, por ejemplo, no conocen de psicología. Insisto: si sabemos quiénes somos y cómo funcionamos, debemos romper lo que se hace mal y empezar a hacerlo solos. Si empezamos a entender quiénes somos podemos equilibrarnos.
     –¿De qué manera una pareja homosexual puede formar a un chico heterosexual?
     – Si son dos mujeres las madres de ese niño, éste en algún momento puede pedir un referente masculino, porque es lo que ve en todos lados, en la escuela, en la calle. Si existe, en este caso, un tío, abuelo o amigo, no habrá problemas. Si hay un buen ambiente familiar el chico podrá criarse sin inconvenientes y no le afectará a su sexualidad.
     –¿Por qué cree que los temas sexuales siguen siendo tabú?
     – El ser humano le ha dado un carácter sagrado a muchas cosas y todo lo que no ha significado reproducción quedó como pecaminoso, malo: masturbación, menstruación, menopausia, homosexualidad…


El estrés y el sexo
     – ¿La vida actual trae problemas sexuales?
     – Claro. El equilibrio de una buena calidad de vida no sólo está relacionado con una buena alimentación y ejercicio físico, sino con calidad en la sexualidad.
     –¿Enfoca en su libro cuánto influyen el estrés y la vida moderna en los temas sexuales?
     – En realidad, en mi libro se intenta ver la realidad desde “más arriba”, para entender qué está pasando y observar el tema en su totalidad. Se editó en una situación de crisis y, de hecho, existen todavía muchos esquemas rígidos. Eso sí: el libro no menciona lo que ya se sabe, lo que uno puede averiguar en Internet o en otro lado.
     –¿Qué beneficios otorga tener relaciones sexuales sanas?
     – Muchísimos, porque está funcionando una neuroquímica del placer, que produce bienestar y confianza y crea recarga energética. Mejora la piel, porque hay mejor secreción, se genera un equilibrio del riego sanguíneo en todo el cuerpo, se optimiza la tensión arterial, no hay arteriosclerosis, evita los infartos porque disminuye las plaquetas y mejora el sistema inmunológico.
     –¿La sexualidad se alimenta de sexualidad
     – Sí. Cuanto más sexo tenemos más sexo queremos. Y
cuando uno deja de tener actividad sexual, el órgano se va atrofiando.
El sexo, tras el nacimiento
¿Por qué la mujer pierde el deseo sexual cuando tiene un hijo recién nacido?
     – Hay momentos en la vida del ser humano que las hormonas juegan un rol importante y afectan en todo sentido. Por caso, la adolescencia, las mujeres durante la menstruación, embarazos y post-partos… Muchos hombres se quejan de la poca comunicación que existe en el post-parto. Ocurre que el exceso de estrógeno durante el embarazo hace que la relación sea maravillosa. Pero luego aparece la progesterona, que protege al bebé, y se produce un corte bioquímico de estrógenos.
     ”El olor de los bebés produce oxitoxina, y eso le genera placer a la mamá, por eso la mujer está compensada. Ella pierde la noción, se olvida de su pareja. El hombre se encuentra que durante el embarazo fue todo maravilloso y cuando está el bebé él no tiene cabida. Si ambos supieran el desfasaje hormonal, podrían hablarlo antes”.


Fuente: http://www.lanueva.com/edicion_impresa/nota/12/12/2010/acc101.html
 

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